Siempre estuve en el camino
desde que tengo memoria.
Hay una larga ruta adelante mío
y la veo hasta el horizonte cambiante
a través del vidrio del auto,
sobre las nubes, o las alas de los pájaros.
Vislumbro las curvas, los desvíos,
aunque también hay
señales indicadoras de lo que me espera.
Sólo tengo que aprender a descifrarlas.
Otras veces, en la noche, voy a pie
y el camino se abre ante mí desierto y oscuro,
salvo cuando me acompañan las estrellas
y los guijarros brillantes juegan con su reflejo.
Yo no tengo miedo de caminar.
La noche refresca mis sandalias, estira mis alas,
el día me ilumina, el sol me alimenta...
y alguna magia antigua me llama a seguir adelante.
Quizás nunca te lo dije, pero, quiero que sepas
que no estás solo.
Tu camino se cruza con el mío.
y yo, hada errante, seguiré andando,
esta vez, al lado tuyo.
Pauli de la tribu de las Mantas Verdes.